
Los mercados financieros en China empiezan a reflejar cada vez de manera más fidedigna la gran cantidad de desafíos a los que se enfrenta la economía del país y que debe ir superando para que no encalle su crecimiento en 2025. A la tantas veces mencionada crisis inmobiliaria que limita la positiva evolución de su PIB, se sumará en 2025 un recrudecimiento de la guerra comercial que mantiene con EEUU, que implicará nuevos aranceles a los productos que exporta. Algo de lo que ya habían dado cuenta los mercados bursátiles del país, que cotizan con descensos superiores al 5% en lo que va de año, en una dinámica opuesta a la que protagonizan el resto de bolsas mundiales.
Sin embargo, a la debilidad de sus bolsas se suma ahora la evolución del bono soberano del país con vencimiento a 10 años, que roza el 1,60% y que ofrece su menor rendimiento de la historia, escenificando así el miedo de inversores y analistas a que la segunda economía del mundo entre en deflación. Los rendimientos de la deuda china se mueven en cotas muy por debajo de las alcanzadas durante la crisis financiera mundial de 2008 y durante la pandemia de Covid-19, lo que subraya la creciente preocupación de que los responsables políticos no sean capaces de mantener el ritmo de crecimiento del país aun con las medidas de estímulo económico anunciadas por el gobierno de Xi Jinping.
"La economía parece estar cerca de una gran trampa de la deflación de la deuda a medida que su mercado inmobiliario colapsa, lo que impacta en los gobiernos locales y el sistema bancario", explica David Page, Jefe de Análisis Macroeconómico en AXA IM mientras recalca la importancia de los estímulos del gobierno para impulsar la demanda interna (en particular la de los hogares).
"Su crisis del mercado inmobiliario (con un descenso de los precios del 15% desde su máximo en 2021 y de 5 puntos porcentuales solo en 2024) continuará a pesar de los recientes estímulos. Esto está lastrando el gasto de consumo, ya que la propiedad inmobiliaria representa la mayor fuente de inversión de los hogares, y el estímulo fiscal y la creación de crédito, ya que el enredado sistema bancario local y regional de China también se ven afectados por la recesión inmobiliaria", pormenoriza el experto.
Es decir, China tiene por delante retos importantes para evitar una espiral de deflación (círculo vicioso en el que bajan los precios, bajan la producción y el empleo, baja la demanda y vuelven a bajar más los precios) mientras la imposición de aranceles del 60% a todos los productos importados de China que ha anunciado en Campaña Donald Trump, amenaza con socavar el crecimiento económico del país.
"Haciendo un análisis sosegado de la situación de partida, de los antecedentes de las decisiones arancelarias de Trump en su primer mandato y del resto de las medidas anunciadas, y del libro que Trump escribió en 1987, se llega a la conclusión de que el anuncio de la imposición de estos aranceles es más una estrategia negociadora que la declaración de una guerra comercial", explica al respecto Jesús Sánchez-Quiñones González, Consejero Director General de Renta 4 Banco, S.A., pero advierte que "habrá mucha negociación, y desde una posición de fuerza de EEUU".
"Sigue sin estar claro hasta qué punto los aranceles estadounidenses podrían convertirse en un lastre para la economía china, ya que hasta ahora no hay indicaciones sobre el tamaño, la cobertura y la fecha", explican desde J. Safra Sarasin Sustainable.
El mercado refleja inquietud
A pesar de los crecientes esfuerzos del gobierno para apoyar la economía, el mercado espera ya que el crecimiento de China se ralentice del 4,7 % previsto en 2024, dados los vientos en contra cíclicos y estructurales. "China enfrenta problemas estructurales y pese a los estímulos, el consumo sigue bajo y el sector inmobiliario, clave para el efecto riqueza de los hogares, está en declive, con precios un 80% por debajo de sus máximos", señala David Azcona, Director de Inversiones de Beka Finance. Algo que corrobora Sophie Altermatt, economista, Julius Baer, que espera que el crecimiento de China se ralentice al 4,2 % en 2025.
Unas previsiones a la baja que ya descuentan los mercados. Pese a que los alcistas han comenzado dominando los primeros compases de este 2025 en los principales selectivos de renta variable de Europa y EEUU, que se revalorizan cerca de un 2% desde el inicio del nuevo ejercicio, los índices de China no solo no crecen en lo que va de año, sino que registran descensos cercanos al 4% desde el primero de enero. De hecho, en lo que va de 2025 tanto el Hang Seng de Hong Kong como el CSI 300 de Shenzhen arrojan pérdidas de más de un 5% para un inversor europeo teniendo en cuenta el efecto divisa, lastradas en las últimas horas por el comportamiento de dos gigantes como Tencent Holdings, y Contemporary Amperex, que fueron incluidas en una lista elaborada por el Departamento de Defensa estadounidense que las etiqueta como entidades militares chinas operando en el país norteamericano y trata de disuadir a las empresas yankees de comerciar con ellas.
Además, el yuan roza mínimos de septiembre de 2023. La divisa de China se sitúa en mínimos de septiembre de 2023 frente al dólar. Y desde septiembre del año pasado, la moneda se deja un 4,3% frente al dólar lastarda por la victoria de Trump, que ha teñido de negatividad a la divisa asiática debido al temor de los aranceles.
Según la valoración de Oxford Economics recogida por la Agencia EFE, China permitirá hasta una depreciación del 20-25% si el presidente estadounidense impone aranceles al 60%. En un escenario más moderado, que aumente los impuestos de aduanas del 17% actual al 30%, la pérdida de valor sería entre un 6-8%.
Entre las políticas orientadas al crecimiento de China destacan los recortes de tipos de interés, la reducción de los tipos hipotecarios y un paquete de medidas por valor de 1,4 billones de dólares para ayudar a los gobiernos locales a hacer frente a la creciente carga de la deuda. Medidas que, dada la reacción de los mercados, no parecen ser suficientes.