Bolsa, mercados y cotizaciones

Wall Street es el gran perdedor del mercado desde que Trump ganó las elecciones hace medio año

Donald Trump, presidente de Estados Unidos

Donald Trump acaba de cumplir 100 días al frente de la Casa Blanca. Desde que fue investido presidente de Estados Unidos en enero comenzó a aplicar políticas que inmediatamente afectaron al mercado financiero. No obstante, el daño de Trump a la bolsa se produce desde que el mercado asimiló que el mundo globalizado iba a cambiar. Ha pasado medio año desde que Trump ganó las elecciones en Estados Unidos y, desde entonces, la bolsa global retrocede con el desplome de abril y su inmediato rebote que no revierte la situación. Aun así, el golpe al mercado es mayor en Wall Street que en el mercado europeo con la ecuación rentabilidad riesgo de nuevo en tierra de nadie.

Desde el pasado 5 de noviembre, día en el que el resultado electoral dio la victoria al candidato republicano, el índice de bolsa global MSCI World retrocede más de un 1%. La bolsa estadounidense es el mayor ejemplo de que las políticas de Donald Trump, principalmente la guerra arancelaria, han sido hasta la fecha más nocivas para los activos estadounidenses. En este medio año el S&P 500 retrocede un 4% mientras que el EuroStoxx 50 sube casi un 6%. La diferencia es más abultada si se observa la evolución solo en lo que va de 2025, donde hay 10 puntos porcentuales de diferencia (casi 20 con el caso del Ibex 35 que se sitúa como uno de los índices más alcistas de lo que va de año).

En un primer momento, la expectativa de que Donald Trump llegaría a la Casa Blanca para flexibilizar la fiscalidad en EEUU impulsó a las cotizadas de Wall Street sobre el parqué porque se descontaba que el entorno iba a ser más benévolo para el crecimiento. Por ello, en noviembre del año pasado los índices estadounidenses sacaron ventaja a los selectivos a este lado del Atlántico y también a la bolsa asiática. No obstante, esta dinámica se revirtió en el cambio de año. Los inversores empezaron a desconfiar de los efectos de las políticas de Trump en la economía y optaron por cerrar posiciones en Wall Street y buscar oportunidades dentro de la bolsa europea.

Por un lado, el rally de las grandes tecnológicas como las Siete Magníficas también expuso a muchas compañías a estar sobrevaloradas, como varios analistas indicaron en los últimos meses. Por otra parte, algunos sectores europeos ganaron atractivo entre los inversores. En este proceso de desglobalización, la Unión Europea arrancó un plan para ser menos dependiente en materia de defensa de Estados Unidos.

Esto se tradujo en más financiación para rearmar al Viejo Continente y, como consecuencia, las cotizadas europeas del sector se dispararon en bolsa. De las diez compañías más alcistas de la bolsa europea, ocho tienen negocio en el desarrollo o fabricación de material militar. No obstante, la fortaleza de la bolsa europea sigue siendo el sector financiero. Bancos y aseguradoras son los sectores más alcistas hasta la fecha.

La realidad ahora es muy diferente. Medio año después de que Donald Trump ganara las elecciones, el S&P 500 está a un 10,5% de sus máximos históricos anotados en febrero de este año. Pero también está a una caída del 10,6% de los mínimos del shock arancelario del pasado mes de abril (en el caso del Nasdaq 100 es de un 16% arriba y abajo en sus respectivos niveles). Por el lado europeo la ecuación rentabilidad-riesgo se inclina más hacia la segunda parte. Hasta sus máximos históricos el EuroStoxx 50 tiene una subida del 7% mientras que a la baja, la caída sería superior al 10%.

Más allá de la renta variable, los bonos también se encuentran "en tierra de nadie", como diría el asesor técnico de Ecotrader cuando un activo tiene un camino similar entre la zona de compra y la zona de venta de un activo. Ocurre con la deuda soberana europea. A pesar de que en los últimos seis meses el rendimiento de la deuda danzó en el mercado secundario motivado por eventos como el aumento previsto del gasto militar en la eurozona (lo que afecta a la capacidad de endeudamiento de países como España o Alemania) la rentabilidad está hoy en la media del máximo y mínimo registrado desde el 5 de noviembre.

Así, el bono alemán a diez años se sitúa en el 2,48% (máximo en estos seis meses está en el 2,9% y el mínimo sobre el 2%) y el español en el 3,1 (su horquilla va del 2,75 al 3,65%). Más sorprendente aún es la oscilación entre mínimo y máximo en el caso de los bonos japoneses que supera los 60 puntos básicos con una política monetaria que se mueve más despacio ya la contra que el resto de referencias de países desarrollados.

El bono estadounidense a diez años es el que mayor diferencia registra entre su máximo desde que Trump ganó las elecciones (casi en el 4,8% de rentabilidad) y su mínimo en seis meses (bajo el 3,95%). Con todo, se sitúa al cierre semanal en el 4,29% de retorno, lo que supone estar más cerca de su mínimo que de su máximo en un contexto en el que el oro es el auténtico valor refugio del mercado y el euro se cambia por 1,14 dólares en el mercado de divisas. En estos seis meses desde que Trump ganó las elecciones, la onza de oro sube un 18% hasta los 3.264 dólares por onza que marca en la actualidad.

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