Salud Bienestar

Los efectos negativos en la salud de cenar poco o no hacerlo por la noche: puede provocar un aumento de peso

Imagen de archivo. | Fuente: Freepik

Las personas que tienen como objetivo la pérdida de peso suelen llevar a cabo una serie de prácticas que contribuyan a una reducción de la ingesta calórica, ya sea sustituyendo unos alimentos por otros o bien eliminando otros. Una de las prácticas más comunes es el ayuno, el cual puede llevarse a cabo, por ejemplo, prescindiendo de una de las comidas del día, como es la cena.

Aunque comer poco por la noche tiene algunos beneficios como mejorar la calidad del sueño, controlar los niveles de azúcar en sangre o contribuir a la pérdida de peso, también puede suponer algunos riesgos para la salud, especialmente si se adopta de una forma demasiado restrictiva o no se consulta previamente con un profesional.

Uno de los principales riesgos es la hipoglucemia, una afección por la que el nivel de glucosa sanguínea —principal fuente de energía del cuerpo— está por debajo de los rangos normales. Los síntomas de hipoglucemia son palidez, temblores, sudoración, dolores de cabeza, náuseas, latidos acelerados, fatiga, ansiedad, dificultad para concentrarse, mareos o aturdimiento o entumecimiento de la cara.

Menos energía al día siguiente

Sin embargo, los efectos más negativos podrían darse al día siguiente, al despertar con una "caída de energía". Si la cena es demasiado escasa o no se adquieren los nutrientes esenciales puede dar lugar a debilidad, irritabilidad o dificultad para concentrarse. Esto puede hacer que los desayunos sean demasiado abundantes e, incluso, se produzcan "atracones" durante la noche.

Esto último es lo que algunos expertos señalan como síndrome de la alimentación nocturna, una afección en la que las personas comen una gran cantidad de comida durante la noche por no ingerir suficientes alimentos horas antes de irse a dormir. Si bien, en algunos casos puede deberse a problemas con los ciclos de sueño-vigilia o determinadas hormonas.

Síndrome de la alimentación nocturna

En este último caso los expertos advierten de que no existe un tratamiento basado en la evidencia para abordar este síndrome, aunque algunos casos de éxito se han basado en la terapia cognitivo-conductual y la prescripción de antidepresivos, particularmente en aquellos casos en los que existe un factor psicológico detrás, más allá de una restricción alimentaria.

De cualquier manera, si lo que se busca es una pérdida de peso, los expertos siempre recomiendan una dieta sana y equilibrada —adaptada a las necesidades de cada persona— así como la práctica de ejercicio recurrente. Así, reducir la ingesta de alimentos por la noche puede ser beneficioso para problemas como reflujo gastroesofágico o en algunos casos de insomnio.

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