Economía

Saltan las alarmas en China: el IPC sufre la peor caída en 14 años y una espiral deuda-deflación acecha la economía

  • El IPC general sufre el mayor descenso de la gran crisis financiera global
  • Los expertos creen que la debilidad de la demanda puede agravar la situación
  • La carne de cerdo, hoy en caída libre, puede salvar a China de la deflación
La ciudad prohibida en Pekin, China. Foto de iStock.

China ha sufrido el mayor descenso del IPC en 14 años. Este dato, que a vista del consumidor o nivel individual parece positivo (los precios caen, por lo que el poder adquisitivo aumenta), a nivel macroeconómico puede hacer mucho daño a la economía. Esta caída de los precios está haciendo saltar las alarmas sobre el riesgo de una posible espiral deflacionaria o lo que se conoce también como una espiral de deuda-deflación. Cuanto más caen los precios, mayor es el peso real de la deuda. Esto en una economía muy endeudada como la China es un auténtico peligro que puede desembocar en un círculo vicioso fatal para la economía, advierten los expertos.

El índice de precios al consumidor (IPC), principal indicador de la inflación en China, cayó un 0,8% interanual en enero, lo que supone un cuarto mes consecutivo de descenso y un nuevo escalón en su tendencia deflacionaria al situarse 0,5 puntos por debajo de la marca de diciembre. Se trata de la mayor bajada interanual en un solo mes experimentada en China desde septiembre de 2009, y también de la racha de descensos más larga desde ese año, cuando el IPC encadenó tres trimestres consecutivos en cifras negativas. Cabe recordar que por 2009, el mundo se encontraba sumido en una crisis financiera que hundió a la economía de EEUU, Europa y otros muchos países. Desde hace tiempo, la inflación de China se comporta como si el mundo estuviera en recesión.

Esta caída de precios genera una situación si cabe más complicada para manejar la creciente deuda privada del país. Pekín tendrá que lidiar con una deuda que no para de crecer, una población en caída libre (lo que incrementa el peso de la deuda por persona) y un sector inmobiliario que ha vuelto a mostrar su 'cara más fea' en las últimas horas. No obstante, la inflación subyacente (no pondera los componentes más volátiles de la cesta) aún se encuentra en terreno positivo interanual al marcar un crecimiento de 0,4%.

El riesgo de la espiral deuda-deflación

Pese a todo, los analistas se muestran pesimistas. La economía de China ha salido de la pandemia con un ritmo de crecimiento que se encuentra por debajo del que esperaban la mayoría de los analistas, y si las autoridades no intervienen con suficiente apoyo en 2024, podría sobrevenir una "espiral de deuda-deflación", aseguran los analistas de Institute of International Finance (IIF).

"Con altos niveles de deuda y caída de los precios al consumidor y al productor, China se enfrenta la perspectiva de un círculo vicioso en el que una menor demanda conduce a una menor inversión, una menor producción, un menor ingreso y, por ende, una demanda aún menor. Para evitar la 'japonización', las autoridades deben implementar estímulos agresivos de la demanda agregada, comenzando de inmediato", asegura Shang-Jin Wei, ex economista jefe del Banco Asiático de Desarrollo.

"Las dos D (deuda y deflación) son una combinación tóxica. Al aumentar el valor real (ajustado a la inflación) de la deuda existente, la deflación dificulta que las empresas obtengan financiación adicional, aumentando así la perspectiva de quiebras, una tendencia que ya es discernible en China", explica Shang-Jing Wei.

El IPC cae más de lo esperado

El indicador de precios ha quedado muy por debajo de lo esperado por los analistas, entre los que el pronóstico más extendido era el de un descenso, pero del 0,5%. De una forma más precisa, los precios de los alimentos cayeron un 5,9% interanual; la bajada de la carne de cerdo (-17,3%), de las verduras (-12,7%) y de la fruta (-9,1%), todo ello explicaría más del 90 % de la contracción del IPC con respecto al año pasado.

La deflación de los precios de los medios de transporte pasó del -5,4% interanual a un mínimo histórico del -5,6%, ya que los fabricantes de automóviles siguieron bajando los precios en medio de una feroz competencia por la cuota de mercado de los vehículos eléctricos. Y la inflación de los alquileres, que solía contribuir considerablemente a la inflación subyacente, también se redujo del 0,3% interanual al 0,2%.

Además, una vez que la combinación de deuda y deflación se afianza, puede generar un círculo vicioso en el que una menor demanda conduce a una menor inversión, una menor producción, un menor ingreso y, por ende, una demanda aún menor. "Esta peligrosa espiral tiene implicaciones para la formulación de políticas. Para evitar que las expectativas deflacionarias se arraiguen, aumentar la tasa de inflación mediante estímulos de demanda agregada se convierte en una necesidad urgente. Pero es mejor evitar depender únicamente de más endeudamiento público o privado y favorecer una flexibilización monetaria agresiva, incluida la monetización de la deuda (lo que significa que el banco central compra y mantiene bonos gubernamentales)", asegura el ex economista jefe del Banco Asiático de Desarrollo.

A ello hay que sumarle lo que se señalaba anteriormente: el inmobiliario se hunde, mientras que la 'burbuja' de deuda no para de aumentar. El ratio de deuda de la economía china alcanzó un nuevo récord, según datos del banco central y de la oficina de estadísticas recopilados por Bloomberg. El ratio de apalancamiento macro (o deuda total como porcentaje del PIB) subió lentamente hasta el 286,1% en el cuarto trimestre.

Pequeñas esperanzas

Pese a todo, la economía siempre tiene dos caras, el vaso se puede ver medio vacío o medio lleno. Los analistas del servicio de estudios de ING admiten que estas cifras más débiles de lo esperado echan más leña al fuego del debate sobre si China se enfrenta o no a riesgos de deflación. Sin embargo, encuentran algo de optimismo entre la maleza de los datos, destacando que los datos de enero parecen peores de lo que son.

"Los datos secuenciales ofrecen un panorama más optimista. En términos intermensuales, el IPC general subió un 0,3%, el IPC de los alimentos un 0,4% y el IPC no alimentario un 0,2%", señala el analista Lynn Song. Si bien estos porcentajes son notoriamente más débiles que los de otras economías en las que hay problemas para que la inflación desacelere hasta el objetivo del 2%, ofrecen cierta cautela ante la expectativa de una espiral deflacionaria, apunta Song.

El economista de ING también destaca que la importancia del precio de la carne de cerdo a la hora de trazar cualquier perspectiva en los próximos meses: "El ciclo de la carne de cerdo en China también indica que el lastre de los precios del cerdo también se desvanecerá en los próximos meses. Aunque sigue siendo un lastre importante en los datos de enero, la inflación de los precios del cerdo en realidad ha aumentado en los últimos dos meses, y el cambio intermensual de diciembre de 2023 en las existencias de cerdo fue el mayor descenso desde marzo de 2022. Con la demanda esperada para las vacaciones del Año Nuevo Lunar en febrero, esto podría volver a un crecimiento positivo en la publicación del próximo mes". Con este argumento y teniendo en cuenta los efectos de base más favorables para febrero, Song ve una alta probabilidad de que los datos de enero marquen el punto más bajo para la inflación interanual en el ciclo actual.

Paul Donovan, economista jefe en UBS, desarrolla, al hilo de esto, la distorsión que existe en los datos de enero: "El Año Nuevo Lunar es (literalmente) una fiesta movible, que se celebró en enero de 2023 y en ahora en febrero de 2024. Esto distorsiona los patrones de precios de los alimentos, exagerando la deflación". No obstante, alerta, la tendencia deflacionista es indicativa de la debilidad de la demanda interna.

Desde Capital Economics coinciden con los expertos de ING en que la inflación de los precios al consumo volverá a terreno positivo en los próximos meses, si bien avisan de que los desequilibrios estructurales entre la oferta y la demanda significan que es probable que la inflación subyacente siga siendo moderada en relación con las normas anteriores a la pandemia en un futuro previsible.

"De cara al futuro, esperamos que la moderación de la deflación de los precios de los alimentos eleve la inflación de los precios al consumo a terreno positivo en los próximos meses. Pero la inflación subyacente se mantendrá probablemente baja. Aunque es probable que la caída de los precios de los automóviles se ralentice a medida que el mercado encuentre un nuevo equilibrio, la inflación cercana a cero de los alquileres está aquí para quedarse, dado el considerable exceso de oferta de viviendas y el descenso de la población. En conjunto, creemos que la inflación se mantendrá baja, con una inflación media del IPC de sólo el 0,5% en 2024, frente al 0,2% en 2023", escribe en una nota rápida el economista para China Julian Evans-Pritchard, Head of China Economics .

Grandes riesgos

Esta eventual, progresiva y ligera mejora en los datos de inflación que estiman los analistas no acaba de despejar los grandes riesgos que afronta en este particular la economía china. En los últimos meses, los economistas no han dejado de advertir del peligro de unos precios a la baja para un gigante asiático que no encuentra el ritmo tras el golpe de la pandemia.

"Los datos siguen sorprendiendo materialmente a la baja, reflejando la profundización de la presión deflacionista en la economía. Aunque es probable que el crecimiento haya tocado fondo a corto plazo, la recuperación sigue siendo frágil, y la continua atonía de los precios de la vivienda en medio de la ralentización estructural corre el riesgo de minar la confianza de los hogares, lo que podría pesar sobre la presión de los precios, dando lugar a unos tipos de interés reales aún demasiado elevados", escribía en una entrega anterior del IPC chino Albert Edwards, veterano estratega de Societe Generale.

"La comunidad inversora mundial es muy consciente de los numerosos problemas a los que se enfrenta la economía china, como los excesos inmobiliarios, la reticencia de los responsables políticos a estimular la economía y los elevados niveles de deuda de los gobiernos locales, las empresas y los consumidores. Sin embargo, hay otro gran tema macroeconómico menos reconocido: la deflación. Y lo que es más importante, su impacto en la economía y los mercados financieros aún no se ha valorado plenamente", avisa en un informe Arthur Budaghyan, estratega de BCA Research.

"La deflación generalizada, junto con los elevados niveles de deuda y la caída de los precios inmobiliarios, ha desencadenado una dinámica de deflación de la deuda y recesión de los balances. Esta última está haciendo ineficiente la política monetaria. Si los precios siguen cayendo, deprimirán los beneficios empresariales, lo que provocará despidos. Estos últimos lastrarán el gasto, lo que, a su vez, reforzará las presiones deflacionistas en el país. La economía ya está entrando en este círculo vicioso, la deflación ya es omnipresente en la economía china", sentencia Budaghyan.

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